Son casas donde vivenciamos la contemplación que nos lleva a  conocer y amar al ser humano inmerso en un mundo que tiende a  despersonalizarle, que le impulsa a vivir fuera de si mismo y alejado  de Dios, se ayuda también a conocer y comprender este mundo e  interpretar sus signos a la luz del Evangelio. Cfr. Const.170 &II.